sábado, 9 de junio de 2018

Retorno al Puente - Prologo

Las estrellas lucían como largas líneas desde la ventana del despacho del capitán. Un hombre se hallaba de pie perdido en la contemplación del infinito, había sido capitán de esa nave por 10 años y aun no acababa de sorprenderse con la vastedad del espacio. Miraba mas allá de las líneas que se recortaban cuanto más lejos se hallaban de la nave hasta volverse lejanos puntos casi inmóviles en el tejido negro del espacio-tiempo. Diez años es mucho tiempo para recordar en un instante así que se dejaba llevar por las líneas generales de sus recuerdos, destellos de sus misiones saltaban en su mente sin ningún orden lógico: una boda tellarita, una fiesta vulcana, un planeta rojo en llamas donde había contactado una especie de energía pura, su casa en la lejana Baja California, su hermana Lynn. El súbito dolor del recuerdo de su hermana muerta le trajo de vuelta a la realidad, volvían de una misión especialmente tranquila en una luna minera de una colonia lejana. Era raro que el Enterprise tuviera una misión así, como siempre su mente derivó a su primera misión, su más doloroso recuerdo profesional, la primera misión como capitán del Enterprise. Había sido uno de sus días más felices, pero rápidamente se había tornado en un caos, ¿Qué esperaba?, ese era el precio de comandar la insignia de la flota. Ese evento le había cambiado, sobre ese fatídico día había construido su carrera casi arruinada, se había defendido con uñas y dientes cuando quisieron quitarle el mando y había ganado por muy poco, por el truco mediático de lo mal que se vería la destitución del capitán de la nave insignia de la Flota Estelar, para algo debía servirle todo el entrenamiento político que le habían inculcado.

- No te preocupes – Le había dicho su tío – ¿Que se podría ver mejor que ser capitán de una nave estelar en tu historia profesional?

Con esa pregunta había decidido unirse a la academia de la flota y aunque no se destacó en muchas áreas siempre mostró una sensibilidad innata por la diplomacia, la que finalmente le valió su título honorifico y su aceptación en el cuerpo diplomático, aun cuando su aspiración hasta el día de su primera misión como capitán del Enterprise era ser político como su padre, no oficial. Llegado el momento las manos correctas pusieron su nombre en la lista de aspirantes a Capitán y casi se frotó las manos cuando se enteró que la insignia sería decomisionada para construir una nueva, sabía que sería difícil ser asignado a la nueva Enterprise, pero tenía que intentarlo. Finalmente sucedió que en 2293 fue asignado como capitán de la Enterprise a pesar de no haber comandado una nave estelar antes, esto levantó muchos rumores, la mayoría ciertos, sobre sus verdaderos intereses, quería ser el primer capitán de la Flota en ser presidente de la federación, pero en ese momento no sabía que nadie deja la silla del capitán jamás.

Y el destino se ensañó con él. En su primera misión llevo a la muerte al Almirante James T. Kirk, ¿quién podría cargar con ese peso?, al parecer solo él podía, los días siguientes a esa misión estaban grabados en su memoria como en piedra, las interminables preguntas, los miles de veces que escuchó las bitácoras explicando cada palabra, cada suspiro y cada silencio. Repitiendo una y otra vez que la decisión de la botadura había sido más mediática que técnica, hablando en privado con almirantes que le acusaban de haber permitido que alguien más diera su vida por su nave, recibiendo miradas acusadoras y mensajes de reproche. Habían sido sus peores días, al principio quería borrarlos de su memoria, cambiarlos a como diera lugar pero luego decidió que los haría su escudo de batalla, si podía salir airoso de esto los votos lloverían sobre él y finalmente podría presidir la federación. Empezó a escribir en su mente su discurso de aceptación del cargo, el juramento de fidelidad a los principios de la federación y a partir de ese día siempre que se sentía a punto de quebrarse lo recitaba mentalmente, aun lo recordaba:

- Habitantes de la Federación Unida de Planetas, en este día quiero darles las gracias por su confianza….

El sonido de la puerta lo regresó a la realidad y dio la orden de seguir mientras se sentaba en su escritorio.

-  Capitán Harriman, como solicitó le traigo el reporte final de la misión y un borrador del tratado comercial con los Belaru.

Sonrió al ver a la joven cadete que le extendía un padd entre dubitativa y asustada, había tenido días así en la academia y sabía cómo se sentía.

- Gracias cadete. Puede retirarse.

La cadete empezó a dar la vuelta con lentitud como si estuviera perdiendo la oportunidad de su vida, parecía luchar con su yo interno buscando desesperadamente un asidero para retrasar su salida, Harriman se dio cuenta, alguien alguna vez le había preguntado si tenía ancestros betazoides pues parecía adelantarse a las emociones de las personas, él se reía y negaba, porque muy en su interior sabía que esa era una habilidad política más que empática.

-  ¿Quiere resumirlo para mí? – preguntó mientras veía como la cara de la cadete se relajaba y parecía tomar color de nuevo.

Los siguientes diez minutos fueron un muy buen resumen de la misión donde cuidadosamente se abstenía de dar impresiones u opiniones, un resumen ejecutivo impecable, definitivamente había preparado esa respuesta, esto intrigó a Harriman aún más.

-  ¿Cadete?

Ella se detuvo e hizo un temeroso silencio hasta que entendió que preguntaba por su nombre.

- Marla Miranda, señor

Harriman se recostó en su silla para parecer más relajado.

- Cadete Miranda, ¿quiere sentarse?

Con movimientos lentos y temblorosos la joven se sentó frente al capitán mientras asentía con timidez.

- Es un resumen impecable, verdaderamente impecable, pero no pude evitar notar que omitió cualquier impresión personal. ¿Puedo saber por qué?

Harriman esperaba que la cadete titubeara por eso se sorprendió al verla relajarse y asumir una posición más firme.

- Capitán, mi especialidad es la minería espacial, fui asignada por esta misión al Enterprise para evaluar las reservas de mineral corbomite de las minas de Arken IV.

El capitán se perdió el resto de la explicación, carbomite, el fatídico mineral inventado por Kirk para salir de problemas y que luego había sido usado para bautizar un mineral en su honor.

- Y entonces al concluir que las reservas son suficientes creo que podríamos establecer una presencia minera a largo plazo en Arken y por ello podría ser necesario un puesto de avanzada…

La cadete se interrumpió avergonzada al darse cuenta de que el capitán no le estaba prestando atención, sin embargo, años de sutileza diplomática habían enseñado a Harriman a retener lo necesario para no ser descortés.

-  Y por ello asumo que le gustaría ser asignada a ese proyecto, ¿Estoy en lo cierto?

La cadete sonrió por primera vez desde que había llegado, quizás esa había sido su intención desde el principio, buscar una recomendación del capitán de la nave insignia para el cargo. Harriman sonrió para sus adentros al ver asentir enérgicamente a la muchacha.

- Gracias cadete, lo tomaré en cuenta en su reporte de desempeño.

La cadete dio por sentado que su entrevista con Harriman había terminado y se empezó a poner de pie para retirarse. Estaba casi de pie cuando el capitán se levantó rumbo al replicador.

- ¿Le gustaría acompañarme a tomar el té cadete?

Ante la cara de confundida sorpresa de Marla Miranda el capitán no pudo evitar sonreír.

- Muchas veces a los capitanes se nos ve como inalcanzables y lejanos, me esfuerzo por romper ese paradigma, una de las actividades que nos hace ver más humanos es la comida, por eso me gusta compartir estos momentos del día con mi tripulación.

Marla Miranda sonrió mientras se acercaba al replicador.

- Me encantaría un té de menta, si es posible – Dijo

- Serán dos entonces, hace mucho no tomo té de menta.


Continuara...

6 comentarios:

  1. Respuestas
    1. El primer comentario. Sid val, gracias por visitar nuestro blog, el próximo sábado la historia continua.

      Eliminar
  2. O.k es un buen comienzo, no se si pintar a Harriman mas como un político que como un oficial de Star Fleet sea un método para redimirlo (ante el fandom) o si por el contrario lo termine de hundir dada la imagen de los políticos, pero me gusta el primer capitulo y estoy listo para leer el segundo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Ciertamente Juan, un Harriman divido entre su deber como capitán y sus aspiraciones políticas es intrigante... esta relato pinta bien.

      Eliminar
  3. Respuestas
    1. Lirian, muchas gracias por tu comentario. El próximo sábado saldrá la siguiente entrega, así que hay que estar atento al blog. LLAP

      Eliminar