viernes, 29 de junio de 2018

Retorno al Puente - Capítulo 3. Mykonos


Habían pasado 3 horas cuando la computadora informó a Harriman que Marla estaba disponible; para entonces ya había concluido que no había mucho que pudiera hacer con la información que tenía, probablemente ella tampoco sabía mucho del tema que lo inquietaba, además, ¿Cómo iba a justificar su llamada? Sonrió al pensar en su paranoia y decidió hacer una aproximación tangencial, consulto la ubicación de la cadete y se dirigió a su encuentro en el bar de la estación.

Recorrer los pasillos de la estación Marte siempre era un viaje en el tiempo, había pasado unos meses allí en su época de la academia, recordaba los planos a la perfección, había tenido que arrastrarse por todos los conductos imaginables buscando fallos y haciendo mantenimiento a la red de poder, había odiado cada minuto de esa época, nunca sabía cuándo una rata iba a salir de una esquina, odiaba las ratas, no entendía cómo habían logrado llegar a todas partes donde los humanos llegaban, no podía ser intencional, ¿Quién iba a llevarse una pareja de ratas adrede?, más aún, ¿Quién iba a llevar una pareja de ratas a todas partes?. La nostalgia le ganó e inconscientemente se aproximó a uno de los conductos del pasillo y se agachó para observar a través de la rejilla, las luces del conducto titilaban con el paso de la información, cartas, instrucciones, reportes, comunicaciones, instrucciones encriptadas, conspiraciones quizás. Un ruido suave lo alertó y retrocedió con rapidez maldiciendo las ratas, después de todos estos años aún saltaban por sorpresa en una esquina, alcanzó a ver una sombra cruzando rápidamente una intersección cercana, cuando pudo volver a mirar ya había desaparecido. Definitivamente la vejez lo estaba volviendo nostálgico e impresionable, no podía estar seguro, pero no creía haber visto un uniforme en la sombra, era más bien como un movimiento sigiloso pero no podría confirmar que fuera personal de mantenimiento.

- Te estas dejando llevar por la paranoia John, eso no es bueno – Se dijo en voz baja como para verificar que sus sentidos funcionaban aún.

Unos pasillos más adelante llegó a la promenade, la vida parecía bullir en todo el lugar, muchas personas de todos los colores y estaturas paseaban de un lado a otro, unos con prisa, otros con calma, había uniformes y ropas de civil por igual, sólo entonces se dio cuenta que el bar de una estación no era como el de su nave, iba a ser un poco más difícil hacerse el encontradizo, casi soltó una carcajada al darse cuenta que actuaba como un adolescente en busca de una oportunidad amorosa en vez de como un oficial esclareciendo un asunto prioritario, poco se parecía a un espía en busca de información. Por un momento le divirtió la idea de ser un espía, habría sido pésimo en ello, al menos eso creía porque nunca había sido bueno para pasar desapercibido, siempre había tenido la habilidad de ser notorio, de llamar la atención, solo una vez en su vida se había sentido apabullado, su primer día en el puente del Enterprise.

Le quedaban dos opciones, pedía a la computadora la ubicación de Marla o se olvidaba del asunto y se tomaba una copa, un atardecer sumeriano probablemente aunque le hubiera gustado un brandy aldeberano como cuando era apenas un teniente y se reunía con sus compañeros en el bar de la nave donde servía. Estaba por decidirse por el whisky cuando una voz lo saludó.

- Capitán, ¿se encuentra bien?

Se giró con sorpresa para encontrarse con una sonriente cadete vestida de civil acompañada de un andoriano de aspecto joven y vivaz que también sonreía.

- Siento si interrumpí su ensueño capitán, por un momento pensé que se había perdido. – La sonrisa no despareció.

- Marla… perdón, Cadete, no se preocupe, de hecho estaba decidiendo si tomarme un trago o regresar a mi habitación, a decir verdad me siento un poco perdido fuera del Enterprise.

- Precisamente íbamos por un trago, permítame presentarle a mí… a  Oroth, científico andoriano asignado a la USS Hood.

Ambos extendieron la mano e intercambiaron las fórmulas de cortesía acostumbradas, esto explicaba la presencia de Marla en la Hood y su solicitud de privacidad, se sorprendió al notar una cierta molestia en su interior por esa última frase pero no tenía más opción que ignorarla.

- Sé que debe oír esto siempre Capitán – La voz del andoriano era profunda a pesar de su apariencia juvenil y frágil – pero es un honor conocerlo, el capitán del Enterprise es toda una leyenda.

- Seguro que se refiere a Kirk, yo solo hago mi trabajo – respondió con una sonrisa que esperaba se viera genuina

El andoriano rió de buena gana, su risa parecía genuina e incluso amena, tanto que logro que Harriman bajara un poco sus defensas y se permitiera reír suavemente. Era evidente que el andoriano no era un oficial de la milicia, sus gestos eran más descuidados e informales que los de un oficial de civil, a lo mejor era eso lo que cautivaba a Marla. Se obligó a apartar esas palabras de su mente.

- ¿Les gustaría acompañarme? - Les dijo con jovialidad - Son pocas las ocasiones en que puede uno dejar de lado el uniforme - Se desabrochó la chaqueta para lucir menos formal.

Los dos jóvenes asintieron encantados y se dejaron guiar por el capitán a uno de los bares que estaban abiertos. Hábilmente Harriman seleccionó el más desocupado y menos ruidoso había mucho que averiguar como para tener un ruidoso concierto en los oídos. Se aproximaron a una mesa

 Y cuénteme señor Oroth, ¿a qué se dedica?

Una sombra de aburrimiento cruzo por la cara aun sonriente de Oroth quien no evitó la pregunta.

- Nada interesante capitán, la Hood se dedica a la dinámica estelar, soy astrofísico, una de las ramas más aburridas de la ciencia, y mi especialidad es la actividad solar profunda, eso es todo.

Harriman pudo entender que Marla y el compartían intereses por campos similares, quizá así se habían conocido, en una colonia minera evaluando las condiciones de formación de minerales y evaluando las posibles reservas basados en un modelo de acreción de materia. Sintió una oleada de melancolía que le arranco de sus pensamientos, sin embargo le quedo la sólida impresión de que no sería tan interesante como Oroth así se lo propusiera, al menos no para Marla Miranda.

- No soy muy versado en mineralogía, en realidad creo que soy más ingeniero que científico, por eso agradezco contar con buenos oficiales de ciencia a bordo del Enterprise, no sé qué habría hecho en Arken sin el apoyo de mi equipo científico.

Con agrado vio como Marla se sonrojaba.

 Sin embargo no sé qué pensar, no entiendo el interés de la Federación en Arken, el corbomite no es de interés estratégico para la Federación.
Tal como esperaba Marla respiro profundamente e iba a empezar a hablar cuando el comunicador de Harriman se activó.

 Capitán Harriman, soy el teniente Euskady de la sección de reparaciones, temo que el tiempo de inactividad de la Enterprise se extenderá 4 días, debemos ajustar y calibrar algunas secciones de sensores y tendremos que hacer un barrido barion completo, además, tenía usted tripulantes no deseados.

- ¿Qué tipo de tripulantes? – Preguntó alarmado.

- Ratas capitán, unas pocas pero ya sabe, es mejor no dejarlas medrar.


Maldiciendo a las ratas una vez más el capitán agradeció la información y se despidió. Malditos roedores, le habían costado el inicio de la conversación por la que estaba allí, peor aún, ahora tenía la difícil tarea de decidir qué hacer con sus días libres, tres días podía pasarlos en la estación, pero toda una semana le habría un abanico de posibilidades. La profunda voz del andoriano se dejó oír una vez más con algo de sorna.

- Parece que ahora si tendrás que ir a Mykonos, se acabaron tus excusas.

Marla lucia francamente contrariada, esto hizo que Harriman se preguntara que pasaba en Mykonos, repasó rápidamente su cartografía y solo recordó un Mykonos, una isla en el mar mediterráneo que perteneció a un antiguo país llamado Grecia, pero podrían referirse a otro lugar que él no conociera. Decidió esperar a que se esclareciera el punto.

- Sabes Oroth que prefiero evitar las visitas a Mykonos.

- Pero no puedes evitarlo por siempre, estás a solo unas horas y tienes siete días libres, que te cuesta hacer una visita.

- No es la visita lo que me preocupa, en realidad lo que me preocupa es que cuando acabe de saludar vendrán las mismas cantinelas de siempre, que si no puedo quedarme, que si en realidad prefiero irme hasta el quinto pino galáctico en vez de formar un hogar.


Esta última frase golpeó a Harriman como un puño, al parecer querían formar un hogar, querían tener una familia y quizá la misión en Arken era una excusa de Marla para no formalizarla, supuso que la familia de ella debía ser de esa zona y que probablemente querrían que su hija se estableciera cerca. Ahora entendía porque al principio Marla había dudado en como presentar al andoriano, quizá iba a decir novio cuando la realidad es que estaban prometidos.

- Sabes que a mamá le gustaría verte – dijo casi con ternura Oroth

El gesto de Marla se iluminó al escuchar la palabra mamá, entonces no era a su familia a quien debería visitar sino a la familia de Oroth, es probable que los andorianos estuvieran viviendo en el área interesados en la arqueología de la antigua Grecia, era evidente que su relación con los suegros no era del todo buena y por eso Marla dudaba en pasar una semana con ellos. Ella se rasco la nuca con gesto indeciso.

- Sabes que el problema no es mamá, es papá, es difícil hacerle entender que ya no soy su niña.

El cerebro de Harriman dio un giro de nuevo, había dicho papá, ¿es decir que se refería a su suegro como papá? ¿O hablaba de su propio padre?, entonces ambas familias vivían en Mykonos, y estaban hablando de la formalización de su compromiso, sabía muy poco de la vida de sus oficiales, decidió que una vez llegara a la Enterprise se daría a la tarea de leer las biografías de cada uno. Se dio cuenta que las emociones bullían a borbotones de su pecho y no entendía por qué, Marla y él se habían visto por primera vez apenas hacia unas horas y no podía evitar sentir una sorda rabia por saber que estaba próxima a casarse. La voz del andoriano lo saco de sus pensamientos.

- Siempre te has esforzado en ser independiente, desde muy pequeña, y ya sabes que a papá le gusta cuidarnos, vamos no seas tan orgullosa y acompáñame, sabes que los harás felices.

Solo en ese momento parecieron notar la cara de confusión de Harriman que los miraba desde el otro lado de la mesa como si estuviera a millones de años luz de distancia y ambos se carcajearon. Marla se echó hacia adelante y a duras penas pudo contener su risa.

- Lo siento Capitán, olvidamos por completo que estaba usted allí presenciando esta pequeña rencilla familiar, creo que sé a qué se debe su confusión y se lo explicaré de inmediato.

No había nada que Harriman quisiera más en ese momento que entender pero se sintió fuera de lugar, como un intruso y empezó a balbucear una excusa diciendo que no le debía ninguna explicación pero fue interrumpido por la joven.


- No es que le deba explicaciones, pero me imagino lo difícil que debe ser comprender que Oroth es mi hermano.

Continuara...

Prologo, Capitulo 1, Capitulo 2.

2 comentarios:

  1. Las emociones, el amor, la atracción física, los celos, interesante punto de vista....y no olvidemos a las ratas...aun en el siglo XXIII, nos siguen dando dolores de cabeza....

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    1. Facetas de Harriman que no se conocian, y si... muy siglo XXIII pero hay ratas. Pero si hay Tribbles, por que no ratas.

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