Habían pasado 3 horas cuando la computadora informó a
Harriman que Marla estaba disponible; para entonces ya había concluido que no
había mucho que pudiera hacer con la información que tenía, probablemente ella
tampoco sabía mucho del tema que lo inquietaba, además, ¿Cómo iba a justificar
su llamada? Sonrió al pensar en su paranoia y decidió hacer una aproximación
tangencial, consulto la ubicación de la cadete y se dirigió a su encuentro en
el bar de la estación.
Recorrer los pasillos de la estación Marte siempre era un
viaje en el tiempo, había pasado unos meses allí en su época de la academia,
recordaba los planos a la perfección, había tenido que arrastrarse por todos
los conductos imaginables buscando fallos y haciendo mantenimiento a la red de
poder, había odiado cada minuto de esa época, nunca sabía cuándo una rata iba a
salir de una esquina, odiaba las ratas, no entendía cómo habían logrado llegar
a todas partes donde los humanos llegaban, no podía ser intencional, ¿Quién iba
a llevarse una pareja de ratas adrede?, más aún, ¿Quién iba a llevar una pareja
de ratas a todas partes?. La nostalgia le ganó e inconscientemente se aproximó
a uno de los conductos del pasillo y se agachó para observar a través de la
rejilla, las luces del conducto titilaban con el paso de la información,
cartas, instrucciones, reportes, comunicaciones, instrucciones encriptadas,
conspiraciones quizás. Un ruido suave lo alertó y retrocedió con rapidez
maldiciendo las ratas, después de todos estos años aún saltaban por sorpresa en
una esquina, alcanzó a ver una sombra cruzando rápidamente una intersección
cercana, cuando pudo volver a mirar ya había desaparecido. Definitivamente la
vejez lo estaba volviendo nostálgico e impresionable, no podía estar seguro,
pero no creía haber visto un uniforme en la sombra, era más bien como un
movimiento sigiloso pero no podría confirmar que fuera personal de
mantenimiento.
- Te estas
dejando llevar por la paranoia John, eso no es bueno – Se dijo en voz baja como
para verificar que sus sentidos funcionaban aún.
Unos pasillos más adelante llegó a la promenade, la vida
parecía bullir en todo el lugar, muchas personas de todos los colores y
estaturas paseaban de un lado a otro, unos con prisa, otros con calma, había
uniformes y ropas de civil por igual, sólo entonces se dio cuenta que el bar de
una estación no era como el de su nave, iba a ser un poco más difícil hacerse
el encontradizo, casi soltó una carcajada al darse cuenta que actuaba como un
adolescente en busca de una oportunidad amorosa en vez de como un oficial
esclareciendo un asunto prioritario, poco se parecía a un espía en busca de
información. Por un momento le divirtió la idea de ser un espía, habría sido
pésimo en ello, al menos eso creía porque nunca había sido bueno para pasar
desapercibido, siempre había tenido la habilidad de ser notorio, de llamar la
atención, solo una vez en su vida se había sentido apabullado, su primer día en
el puente del Enterprise.
Le quedaban dos opciones, pedía a la computadora la
ubicación de Marla o se olvidaba del asunto y se tomaba una copa, un atardecer
sumeriano probablemente aunque le hubiera gustado un brandy aldeberano como
cuando era apenas un teniente y se reunía con sus compañeros en el bar de la
nave donde servía. Estaba por decidirse por el whisky cuando una voz lo saludó.
- Capitán,
¿se encuentra bien?
Se giró con sorpresa para encontrarse con una sonriente
cadete vestida de civil acompañada de un andoriano de aspecto joven y vivaz que
también sonreía.
- Siento
si interrumpí su ensueño capitán, por un momento pensé que se había perdido. –
La sonrisa no despareció.
- Marla… perdón,
Cadete, no se preocupe, de hecho estaba decidiendo si tomarme un trago o
regresar a mi habitación, a decir verdad me siento un poco perdido fuera del
Enterprise.
- Precisamente
íbamos por un trago, permítame presentarle a mí… a Oroth, científico andoriano asignado a la USS
Hood.
Ambos extendieron la mano e intercambiaron las fórmulas de
cortesía acostumbradas, esto explicaba la presencia de Marla en la Hood y su solicitud
de privacidad, se sorprendió al notar una cierta molestia en su interior por
esa última frase pero no tenía más opción que ignorarla.
- Sé que
debe oír esto siempre Capitán – La voz del andoriano era profunda a pesar de su
apariencia juvenil y frágil – pero es un honor conocerlo, el capitán del
Enterprise es toda una leyenda.
- Seguro
que se refiere a Kirk, yo solo hago mi trabajo – respondió con una sonrisa que
esperaba se viera genuina
El andoriano rió de buena gana, su risa parecía genuina e incluso
amena, tanto que logro que Harriman bajara un poco sus defensas y se permitiera
reír suavemente. Era evidente que el andoriano no era un oficial de la milicia,
sus gestos eran más descuidados e informales que los de un oficial de civil, a
lo mejor era eso lo que cautivaba a Marla. Se obligó a apartar esas palabras de
su mente.
- ¿Les
gustaría acompañarme? - Les dijo con jovialidad - Son pocas las ocasiones en
que puede uno dejar de lado el uniforme - Se desabrochó la chaqueta para lucir
menos formal.
Los dos jóvenes asintieron encantados y se dejaron guiar por
el capitán a uno de los bares que estaban abiertos. Hábilmente Harriman
seleccionó el más desocupado y menos ruidoso había mucho que averiguar como
para tener un ruidoso concierto en los oídos. Se aproximaron a una mesa
- Y
cuénteme señor Oroth, ¿a qué se dedica?
Una sombra de aburrimiento cruzo por la cara aun sonriente
de Oroth quien no evitó la pregunta.
- Nada
interesante capitán, la Hood se dedica a la dinámica estelar, soy astrofísico,
una de las ramas más aburridas de la ciencia, y mi especialidad es la actividad
solar profunda, eso es todo.
Harriman pudo entender que Marla y el compartían intereses
por campos similares, quizá así se habían conocido, en una colonia minera
evaluando las condiciones de formación de minerales y evaluando las posibles
reservas basados en un modelo de acreción de materia. Sintió una oleada de
melancolía que le arranco de sus pensamientos, sin embargo le quedo la sólida
impresión de que no sería tan interesante como Oroth así se lo propusiera, al
menos no para Marla Miranda.
- No soy
muy versado en mineralogía, en realidad creo que soy más ingeniero que
científico, por eso agradezco contar con buenos oficiales de ciencia a bordo
del Enterprise, no sé qué habría hecho en Arken sin el apoyo de mi equipo
científico.
Con agrado vio como Marla se sonrojaba.
- Sin
embargo no sé qué pensar, no entiendo el interés de la Federación en Arken, el
corbomite no es de interés estratégico para la Federación.
Tal como esperaba Marla respiro profundamente e iba a
empezar a hablar cuando el comunicador de Harriman se activó.
- Capitán
Harriman, soy el teniente Euskady de la sección de reparaciones, temo que el
tiempo de inactividad de la Enterprise se extenderá 4 días, debemos ajustar y
calibrar algunas secciones de sensores y tendremos que hacer un barrido barion
completo, además, tenía usted tripulantes no deseados.
- ¿Qué
tipo de tripulantes? – Preguntó alarmado.
- Ratas
capitán, unas pocas pero ya sabe, es mejor no dejarlas medrar.
Maldiciendo a las ratas una vez más el capitán agradeció la
información y se despidió. Malditos roedores, le habían costado el inicio de la
conversación por la que estaba allí, peor aún, ahora tenía la difícil tarea de
decidir qué hacer con sus días libres, tres días podía pasarlos en la estación,
pero toda una semana le habría un abanico de posibilidades. La profunda voz del
andoriano se dejó oír una vez más con algo de sorna.
- Parece
que ahora si tendrás que ir a Mykonos, se acabaron tus excusas.
Marla lucia francamente contrariada, esto hizo que Harriman
se preguntara que pasaba en Mykonos, repasó rápidamente su cartografía y solo
recordó un Mykonos, una isla en el mar mediterráneo que perteneció a un antiguo
país llamado Grecia, pero podrían referirse a otro lugar que él no conociera.
Decidió esperar a que se esclareciera el punto.
- Sabes
Oroth que prefiero evitar las visitas a Mykonos.
- Pero no
puedes evitarlo por siempre, estás a solo unas horas y tienes siete días
libres, que te cuesta hacer una visita.
- No es la
visita lo que me preocupa, en realidad lo que me preocupa es que cuando acabe
de saludar vendrán las mismas cantinelas de siempre, que si no puedo quedarme,
que si en realidad prefiero irme hasta el quinto pino galáctico en vez de
formar un hogar.
Esta última frase golpeó a Harriman como un puño, al parecer
querían formar un hogar, querían tener una familia y quizá la misión en Arken
era una excusa de Marla para no formalizarla, supuso que la familia de ella
debía ser de esa zona y que probablemente querrían que su hija se estableciera
cerca. Ahora entendía porque al principio Marla había dudado en como presentar
al andoriano, quizá iba a decir novio cuando la realidad es que estaban
prometidos.
- Sabes
que a mamá le gustaría verte – dijo casi con ternura Oroth
El gesto de Marla se iluminó al escuchar la palabra mamá,
entonces no era a su familia a quien debería visitar sino a la familia de
Oroth, es probable que los andorianos estuvieran viviendo en el área
interesados en la arqueología de la antigua Grecia, era evidente que su
relación con los suegros no era del todo buena y por eso Marla dudaba en pasar
una semana con ellos. Ella se rasco la nuca con gesto indeciso.
- Sabes que el problema no es mamá, es papá, es difícil hacerle entender que ya no soy su niña.
El cerebro de Harriman dio un giro de nuevo, había dicho
papá, ¿es decir que se refería a su suegro como papá? ¿O hablaba de su propio
padre?, entonces ambas familias vivían en Mykonos, y estaban hablando de la
formalización de su compromiso, sabía muy poco de la vida de sus oficiales,
decidió que una vez llegara a la Enterprise se daría a la tarea de leer las
biografías de cada uno. Se dio cuenta que las emociones bullían a borbotones de
su pecho y no entendía por qué, Marla y él se habían visto por primera vez
apenas hacia unas horas y no podía evitar sentir una sorda rabia por saber que
estaba próxima a casarse. La voz del andoriano lo saco de sus pensamientos.
- Siempre
te has esforzado en ser independiente, desde muy pequeña, y ya sabes que a papá
le gusta cuidarnos, vamos no seas tan orgullosa y acompáñame, sabes que los
harás felices.
Solo en ese momento parecieron notar la cara de confusión de
Harriman que los miraba desde el otro lado de la mesa como si estuviera a
millones de años luz de distancia y ambos se carcajearon. Marla se echó hacia
adelante y a duras penas pudo contener su risa.
- Lo
siento Capitán, olvidamos por completo que estaba usted allí presenciando esta
pequeña rencilla familiar, creo que sé a qué se debe su confusión y se lo
explicaré de inmediato.
No había nada que Harriman quisiera más en ese momento que
entender pero se sintió fuera de lugar, como un intruso y empezó a balbucear
una excusa diciendo que no le debía ninguna explicación pero fue interrumpido
por la joven.
- No es
que le deba explicaciones, pero me imagino lo difícil que debe ser comprender
que Oroth es mi hermano.
Las emociones, el amor, la atracción física, los celos, interesante punto de vista....y no olvidemos a las ratas...aun en el siglo XXIII, nos siguen dando dolores de cabeza....
ResponderEliminarFacetas de Harriman que no se conocian, y si... muy siglo XXIII pero hay ratas. Pero si hay Tribbles, por que no ratas.
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