Debían ser las 3 PM, el sol apretaba sobre los desnudos
hombros de Harriman que se encontraba sentado en una cómoda silla en la playa
cerca de la casa de los Miranda, el suave sonido del mar empezaba a adormilarlo
mientras la brisa rozaba su piel moviendo rítmicamente su cabello aun húmedo
por el baño salobre que había tomado, en realidad se sentía muy tranquilo,
estaba gozando del azar de la situación, no tenía ningún reporte por leer,
ningún fallo por revisar, en definitiva era un hombre libre, sin uniforme, sin
comunicador y sin posesiones, hasta los pantalones cortos que llevaba puestos
eran de alguien más.
Empezaba a quedarse dormido
cuando sintió el frio contacto de un vaso en su mejilla, abrió los ojos con
sorpresa para ver a Oroth riendo mientras le extendía una bebida helada,
delicioso elixir para el agobiante calor.
- ¿Le gusta el vino capitán? – preguntó Oroth con soltura haciendo que
Harriman se fijara de nuevo en el vaso que claramente no contenía vino – No,
no. Esto no es vino, esto es jugo de dátil. Lo del vino es porqué papá quiere
visitar un viñedo cercano y pensamos que podría gustarle acompañarlo.
- ¿Cuándo va a llamarme John? – Dijo recibiendo el vaso y
dando un gran sorbo – Y por supuesto que me gustaría visitar un viñedo, nunca
he estado en uno, para mí las uvas vienen en botella solamente.
- Está bien John – el
especial énfasis en el nombre sonó extraño – Vamos entonces, aún tenemos que
pasar por el replicador – dijo mientras señalaba la indumentaria del oficial.
El señor Pierre Miranda era una especie de agregado cultural
en Mykonos, tenía una posición cómoda y algunos lujos que le permitían vivir
con suma tranquilidad disfrutando de su pasión, la cerámica. Había estudiado
antropología en una época en que el antropocentrismo estaba en franca
decadencia y había terminado por ser arqueólogo dada su afinidad por la
historia logrando mezclar así sus dos más grandes intereses profesionales, era
toda una eminencia en arqueología y por eso ahora se permitía elegir las
investigaciones que le gustaría adelantar, había conocido a Rene Papadopoulus
en su juventud y su corazón se había quedado con ella en la isla donde
finalmente habían formado una familia.
- Y
cuéntame John, ¿Qué es lo mejor de estar al mando del Enterprise?
Había tomado solo unos minutos
que el señor Miranda lo etiquetara como el capitán del Enterprise y esto le
molesto un poco, pero no podía ser descortés con su anfitrión, así que sonrió
alistando una respuesta estándar para la pregunta.
- Lo
desconocido, nunca sabes que te vas a encontrar allá afuera.
La respuesta pareció satisfacer la curiosidad del señor
Miranda quien sonrió profundamente.
- Así es la
arqueología, nunca sabes que vas a encontrar, ustedes buscan mundos y sienten
que encontraron todo, pero no es hasta que su cultura empieza a entenderse que
en realidad sabemos lo que hay.
Pierre era un hombre mayor que rondaba la setentena, quizá
sesenta y muchos siendo amables, pero seguramente eran setenta y pocos; era de
actuar pausado y de una cierta inflexión calmada en la voz que podría convencer
a un nausicano de soltar sus armas. Decidió que le agradaba el sujeto. Las
luces de la parte sur de Europa empezaban a encenderse mientras el aerovehículo
los llevaba al norte de Francia, Pierre había compartido con Harriman su
afición por el vino, pero también había dejado en claro que no cualquier vino
podría ser de su agrado y que visitaba regularmente este viñedo para asegurar
que su cava no se quedara vacía, amaba las notas frutales que lograban imprimir
en este lugar en particular y por su descripción apasionada casi hacia que
Harriman se sintiera impaciente por probar tal maravilla.
Aterrizaron justo al lado de una acogedora casa cubierta de
enredaderas en medio de un claro donde empezaban a verse los colores del
atardecer, un niño corrió al encuentro de Pierre quien se estaba bajando con
algo de dificultad del vehículo.
- ¡Pequeño Robert! - El hombre lo tomó en brazos y lo aupó a su
costado mientras una pareja salía de la casa sonriendo-
- Ya te habías tardado en venir
Pierre, pensé que tendría que vender esas botellas, pero ¿Dónde iba a encontrar
a un ejército de borrachos que comprara tal cantidad? –
- Nadie compraría esa agua de cañería que embotellas por
vino Maurice, te hago un favor, si no tendrías que bañarte con ella.
La mujer se aproximó a Harriman mientras los dos hombres
seguían intercambiando insultos amistosos.
- Nadie nos ha presentado aún,
pero imagino que es un buen amigo de Pierre así que es bienvenido, encantada en
conocerlo, soy Yvette Picard – apretó suavemente la mano del capitán quien se
sintió súbitamente mareado.
- El gusto
es mío señora, soy John…- dudo en decir su apellido – para servirle.
- ¡Maurice! ¡Pierre! Vamos adentro – dijo
soltando la mano del capitán y girándose en lo que a Harriman le pareció cámara
lenta,
Sus aguzados sentidos entrenados para reaccionar habían
logrado detectar un movimiento en el límite de su campo de visión. Con fuerza
se lanzó hacia atrás y conectó directamente con una de las sombras que se movía
subrepticiamente, se giró ágilmente hasta quedar enfrentado a un joven de
aspecto casi humano pero algo en su cara hizo que Harriman lo catalogara como
alienígena, el extraño levanto una mano con fuerza y golpeó el hombro del
capitán pero sin causar efecto alguno, era evidente que no estaba entrenado
para la batalla cuerpo a cuerpo, decidió aprovechar está inesperada ventaja y
de una sólida patada lo dejo tirado en el suelo, al incorporarse vio dos
sombras más que corrían al encuentro de los Picard y Pierre, evaluando las
probabilidades rápidamente decidió interceptar al que estaba más próximo al
pequeño grupo tacleándolo como en sus mejores tiempos en la academia, la aguda
voz de la señora Picard se escuchó pero Harriman no se volvió para comprobar
que pasaba, estaba ocupado con su nuevo contrincante que con habilidad
inusitada logro bloquear los dos primeros golpes, al parecer estaba más
preparado para defenderse que el primero. Giro sobre sus talones esquivando un
certero golpe del agresor y pudo ver el brillo de una hoja metálica que rozaba
su camisa, completó el giro levantando su bota y dando de lleno en la espalda
del atacante quien cayó de bruces mientras de la capa que vestía salía una
larga cabellera de color ocre. No se detuvo a ver nada más porque tenía que
correr al encuentro del tercer atacante, corrió hacia donde estaban los
aterrados miembros de la familia, pero no pudo encontrar al tercer agresor. Los
Picard y Pierre estaban acurrucados en un montón protegiendo a Robert con su
cuerpo a la espera de un ataque que no llegaba. Harriman estaba seguro de que
había visto a un tercer atacante y se llenó de terror al pensar que le estaban
apuntando desde las sombras con algún tipo de desintegrador. Echó a correr
hacia la casa y fue su turno de ser derribado, rodo por el suelo y fallo al
estabilizarse cayendo pesadamente hacia atrás mientras sentía unas manos que lo
sujetaban con una fuerza inesperada levantándolo del suelo para luego arrojarlo
sin ninguna consideración contra una carreta cercana. El sonido acuoso le hizo
comprender que había tenido suerte pero que el viejo vinicultor había perdido
una parte de su preciada producción, ya habría tiempo de evaluar las perdidas
más tarde, empezaba a sentirse agotado. Se levantó rápidamente pero no lo
suficiente para defenderse del nuevo ataque que iniciaba, vio como un gran puño
se aproximaba a su cara y fue demasiado lento al esquivar recibiendo una parte
del golpe en la quijada, tenía que hacer algo, pronto los dos primeros
desconocidos se levantarían y entonces todo estaría perdido, se dejó caer como
si el golpe lo hubiera noqueado con la esperanza que la bestia se le viniera
encima y conectar una patada en su quijada, su plan tuvo éxito, la bestia se
lanzó a rematar al capitán y cuando este estaba listo para liberar toda la
fuerza que le quedaba en un último ataque escucho un disparo y de inmediato vio
como el atacante se disolvía en el aire. Se levantó con rapidez preparado para
recibir el siguiente disparo, giro en busca del inesperado participante y vio
como los dos primeros agresores eran transportados fuera de la escena mientras
un hombre de uniforme negro que no logró identificar se encontraba de pie junto
a los asustados espectadores de la pelea.
- ¿Están
todos bien?
Continuara...
Prologo, Capitulo 1, Capitulo 2, Capitulo 3, Capitulo 4, Capitulo 5.
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