viernes, 27 de julio de 2018

Retorno al Puente - Capítulo 7. Ritual

Sentados en la sala de Los Picard la dulce y agradecida Yvette le aplicaba hielo en los golpes al capitán mientras Maurice tranquilizaba a Robert y Pierre sorbía con el pulso aun temblando una copa de vino tinto generosamente obtenida de una botella cercana que con mucha seguridad había sido abierta sin autorización de su dueño.

  El hombre de negro estaba afuera asegurando el perímetro, Harriman no creía que estuviera solo, aunque el perímetro no era muy grande siempre necesitaría algo de apoyo. No identificó en su uniforme ninguna señal de la Federación, pero el extraño era humano, lamentó no haber traído a Marla, ella era oficial, podría haberle ayudado, aunque quien iba a pensar que iban a atacarlos, no estaban en guerra, no había estado de sitio, no estaban en medio de importantes negociaciones, excluyendo las de Pierre y Maurice, de modo que ¿quién podría querer atacarlo?, porque estaba seguro que no iban tras sus anfitriones, esa última frase disparó algo en su mente, ¿realmente era tras el que iban?, ¿podría ser que Pierre estuviera adelantando algún trabajo que debiera ser silenciado?,¿Podría ser que el encantador chateau fuera una fachada de inteligencia?. El dolor lo trajo de vuelta a la realidad. Yvette había tocado un punto especialmente golpeado en su quijada y se echó atrás instintivamente para evitarlo.
 
- Lo siento John, seré más cuidadosa – la temblorosa mano de la mujer se retiró, él sonrió quitando la toalla con hielo de su mano.

- No se preocupe señora Picard, agradezco su amabilidad.

- Siento no tener nada para curar sus heridas, no acostumbramos a tener este tipo de incidentes en casa – una pálida sonrisa le ilumino el rostro – Lo nuestro es el vino.


Los fuertes pasos del extraño se escucharon en la puerta que se abrió de par en par.

- Bien Capitán, puede estar tranquilo, creo que no tendremos más visitas hoy. Esperábamos este ataque, pero no contábamos con que usted estaría en el momento y en el lugar equivocado.

  Las últimas palabras confundieron a Harriman, estas vacaciones no planeadas podrían haber sido un gran acierto, probablemente obligaron a sus perseguidores a cambiar un plan bien trazado y ese error le había permitido salir casi ileso del atentado.

- Explíquese por favor – la voz del capitán sonó ronca pero sin ningún dejo de temor, sabía que no estaba en control de la situación pero no iba a permitir que eso lo amedrentara.

La sonora carcajada del extraño casi ofendió a Harriman quien se puso en pie con lentitud.

 - ¡Ya capitán!, siéntese por favor. Claro que le voy a explicar. Es obvio que no entiende nada.

- ¿Por qué me vigilaban? ¿Cómo sabían que iban a atacarme? Yo mismo no sabía que vendría aquí hace 3 horas, es imposible que esto estuviera planeado.

- ¡Capitán! – La sonrisa del hombre se borró de su cara – ¡Qué especie tan egocéntrica son los humanos! No, no estábamos vigilándolo a usted, los vigilábamos a ellos – señalo a los tres miembros de la familia – Usted estaba donde no debía estar, no tengo idea de donde salió ni de por qué recibimos su inesperada ayuda, pero el ataque que esperábamos era hacia ellos.


Por primera vez Harriman pudo notar las manchas que cubrían la parte lateral de la cabeza de su interlocutor, no era humano después de todo.

- Y ellos tampoco sabían que los observábamos – agregó el hombre sórdidamente - parece que a las personas que nos contrataron para vigilarlos les interesaba mucho que no supieran nada hasta después del ataque.

-  ¿Y por qué nos observaban? – Maurice Picard se había acercado silenciosamente

- No hacemos preguntas señor Picard, nos contratan, cumplimos y cobramos, eso es todo – 
Agitó la cabeza como si le algo le molestara – Y nuestro pago iba hasta este momento. Nuestra tarea final era asegurar el perímetro y partir.


Un pesado silencio se hizo en la sala como si una gruesa cortina aislara todo sonido alrededor, solo las pesadas respiraciones de los asustados comensales y de su invitado se escuchaban, Harriman por su parte se sentía muy confundido. Alguien había contratado a esta gente, porque ahora estaba seguro de que eran varios ya que el hombre hablaba en plural, para cuidar el chateau, sabían que iba a haber un ataque y su función era prevenirlo, pero nada más, una vez hubieran cumplido se marcharían. ¿Y si había más ataques?, ¿Qué buscaban los agresores?, lo único cierto es que no podía irse sin saber que pasaba.
- ¿Cuál es su nombre? – pregunto en dirección a su inesperado protector

- Jamal – contesto lacónicamente el hombre. 

- ¿Quién lo contrató?

- No suelo pedir mucha información, soy un mercenario, y uno bueno, mi precio incluye no hacer preguntas.

- ¿Dónde fue contratado? – Harriman buscaba desesperadamente una pista de la que asirse

- Cerca de Tarkalea XII, esa es la última respuesta que puedo darle Capitán, hasta eso estaba previsto.

- ¡Entonces quiero contratarlos!, así tendrán que responder mis preguntas – gritó Harriman con frustración

- No Capitán, nos advirtieron que eso podría pasar. Pedimos una bonificación especial para no dejarnos tentar. – Se paró con orgullo – Existe el honor entre mercenarios, espero que lo entienda.

El hombre se aproximó a Yvette Picard y extendió la mano cerrada haciendo un ademan de entregarle algo. Ella temerosa extendió su mano, una brillante gota de un mineral cristalizado con brillos nacarados callo en su palma, Harriman podría haber jurado que caía con más lentitud de la que la gravedad permitía, pero el trayecto fue muy corto para confirmarlo.

-  Señora Picard, ese fue mi último encargo, dijeron que solo usted podría recibirlo.

Con gesto marcial inclinó su cabeza en señal de despedida y presiono algo en su brazo mientras desaparecía en un haz de transporte.


                                                             *****

En una sala oscura, seis figuras se veían recortadas por el brillo de una pantalla.

- La primera Fase está completa, Harriman ha llegado al momento cumbre.

- ¿Y si falla?

-  No fallará. – Su voz mostraba una profunda preocupación - No puede.

Continuara...


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jueves, 19 de julio de 2018

Retorno al Puente - Capítulo 6. Chateau


Debían ser las 3 PM, el sol apretaba sobre los desnudos hombros de Harriman que se encontraba sentado en una cómoda silla en la playa cerca de la casa de los Miranda, el suave sonido del mar empezaba a adormilarlo mientras la brisa rozaba su piel moviendo rítmicamente su cabello aun húmedo por el baño salobre que había tomado, en realidad se sentía muy tranquilo, estaba gozando del azar de la situación, no tenía ningún reporte por leer, ningún fallo por revisar, en definitiva era un hombre libre, sin uniforme, sin comunicador y sin posesiones, hasta los pantalones cortos que llevaba puestos eran de alguien más.

Empezaba a quedarse dormido cuando sintió el frio contacto de un vaso en su mejilla, abrió los ojos con sorpresa para ver a Oroth riendo mientras le extendía una bebida helada, delicioso elixir para el agobiante calor.

 - ¿Le gusta el vino capitán?  – preguntó Oroth con soltura haciendo que Harriman se fijara de nuevo en el vaso que claramente no contenía vino – No, no. Esto no es vino, esto es jugo de dátil. Lo del vino es porqué papá quiere visitar un viñedo cercano y pensamos que podría gustarle acompañarlo.

- ¿Cuándo va a llamarme John? – Dijo recibiendo el vaso y dando un gran sorbo – Y por supuesto que me gustaría visitar un viñedo, nunca he estado en uno, para mí las uvas vienen en botella solamente.

-  Está bien John – el especial énfasis en el nombre sonó extraño – Vamos entonces, aún tenemos que pasar por el replicador – dijo mientras señalaba la indumentaria del oficial.


El señor Pierre Miranda era una especie de agregado cultural en Mykonos, tenía una posición cómoda y algunos lujos que le permitían vivir con suma tranquilidad disfrutando de su pasión, la cerámica. Había estudiado antropología en una época en que el antropocentrismo estaba en franca decadencia y había terminado por ser arqueólogo dada su afinidad por la historia logrando mezclar así sus dos más grandes intereses profesionales, era toda una eminencia en arqueología y por eso ahora se permitía elegir las investigaciones que le gustaría adelantar, había conocido a Rene Papadopoulus en su juventud y su corazón se había quedado con ella en la isla donde finalmente habían formado una familia.

-  Y cuéntame John, ¿Qué es lo mejor de estar al mando del Enterprise?

Había tomado solo unos minutos que el señor Miranda lo etiquetara como el capitán del Enterprise y esto le molesto un poco, pero no podía ser descortés con su anfitrión, así que sonrió alistando una respuesta estándar para la pregunta.
- Lo desconocido, nunca sabes que te vas a encontrar allá afuera.

La respuesta pareció satisfacer la curiosidad del señor Miranda quien sonrió profundamente.
 - Así es la arqueología, nunca sabes que vas a encontrar, ustedes buscan mundos y sienten que encontraron todo, pero no es hasta que su cultura empieza a entenderse que en realidad sabemos lo que hay.


Pierre era un hombre mayor que rondaba la setentena, quizá sesenta y muchos siendo amables, pero seguramente eran setenta y pocos; era de actuar pausado y de una cierta inflexión calmada en la voz que podría convencer a un nausicano de soltar sus armas. Decidió que le agradaba el sujeto. Las luces de la parte sur de Europa empezaban a encenderse mientras el aerovehículo los llevaba al norte de Francia, Pierre había compartido con Harriman su afición por el vino, pero también había dejado en claro que no cualquier vino podría ser de su agrado y que visitaba regularmente este viñedo para asegurar que su cava no se quedara vacía, amaba las notas frutales que lograban imprimir en este lugar en particular y por su descripción apasionada casi hacia que Harriman se sintiera impaciente por probar tal maravilla.

Aterrizaron justo al lado de una acogedora casa cubierta de enredaderas en medio de un claro donde empezaban a verse los colores del atardecer, un niño corrió al encuentro de Pierre quien se estaba bajando con algo de dificultad del vehículo.

- ¡Pequeño Robert!  - El hombre lo tomó en brazos y lo aupó a su costado mientras una pareja salía de la casa sonriendo-

- Ya te habías tardado en venir Pierre, pensé que tendría que vender esas botellas, pero ¿Dónde iba a encontrar a un ejército de borrachos que comprara tal cantidad? –

- Nadie compraría esa agua de cañería que embotellas por vino Maurice, te hago un favor, si no tendrías que bañarte con ella.


La mujer se aproximó a Harriman mientras los dos hombres seguían intercambiando insultos amistosos.

- Nadie nos ha presentado aún, pero imagino que es un buen amigo de Pierre así que es bienvenido, encantada en conocerlo, soy Yvette Picard – apretó suavemente la mano del capitán quien se sintió súbitamente mareado.

- El gusto es mío señora, soy John…- dudo en decir su apellido – para servirle.

- ¡Maurice! ¡Pierre! Vamos adentro – dijo soltando la mano del capitán y girándose en lo que a Harriman le pareció cámara lenta,


Sus aguzados sentidos entrenados para reaccionar habían logrado detectar un movimiento en el límite de su campo de visión. Con fuerza se lanzó hacia atrás y conectó directamente con una de las sombras que se movía subrepticiamente, se giró ágilmente hasta quedar enfrentado a un joven de aspecto casi humano pero algo en su cara hizo que Harriman lo catalogara como alienígena, el extraño levanto una mano con fuerza y golpeó el hombro del capitán pero sin causar efecto alguno, era evidente que no estaba entrenado para la batalla cuerpo a cuerpo, decidió aprovechar está inesperada ventaja y de una sólida patada lo dejo tirado en el suelo, al incorporarse vio dos sombras más que corrían al encuentro de los Picard y Pierre, evaluando las probabilidades rápidamente decidió interceptar al que estaba más próximo al pequeño grupo tacleándolo como en sus mejores tiempos en la academia, la aguda voz de la señora Picard se escuchó pero Harriman no se volvió para comprobar que pasaba, estaba ocupado con su nuevo contrincante que con habilidad inusitada logro bloquear los dos primeros golpes, al parecer estaba más preparado para defenderse que el primero. Giro sobre sus talones esquivando un certero golpe del agresor y pudo ver el brillo de una hoja metálica que rozaba su camisa, completó el giro levantando su bota y dando de lleno en la espalda del atacante quien cayó de bruces mientras de la capa que vestía salía una larga cabellera de color ocre. No se detuvo a ver nada más porque tenía que correr al encuentro del tercer atacante, corrió hacia donde estaban los aterrados miembros de la familia, pero no pudo encontrar al tercer agresor. Los Picard y Pierre estaban acurrucados en un montón protegiendo a Robert con su cuerpo a la espera de un ataque que no llegaba. Harriman estaba seguro de que había visto a un tercer atacante y se llenó de terror al pensar que le estaban apuntando desde las sombras con algún tipo de desintegrador. Echó a correr hacia la casa y fue su turno de ser derribado, rodo por el suelo y fallo al estabilizarse cayendo pesadamente hacia atrás mientras sentía unas manos que lo sujetaban con una fuerza inesperada levantándolo del suelo para luego arrojarlo sin ninguna consideración contra una carreta cercana. El sonido acuoso le hizo comprender que había tenido suerte pero que el viejo vinicultor había perdido una parte de su preciada producción, ya habría tiempo de evaluar las perdidas más tarde, empezaba a sentirse agotado. Se levantó rápidamente pero no lo suficiente para defenderse del nuevo ataque que iniciaba, vio como un gran puño se aproximaba a su cara y fue demasiado lento al esquivar recibiendo una parte del golpe en la quijada, tenía que hacer algo, pronto los dos primeros desconocidos se levantarían y entonces todo estaría perdido, se dejó caer como si el golpe lo hubiera noqueado con la esperanza que la bestia se le viniera encima y conectar una patada en su quijada, su plan tuvo éxito, la bestia se lanzó a rematar al capitán y cuando este estaba listo para liberar toda la fuerza que le quedaba en un último ataque escucho un disparo y de inmediato vio como el atacante se disolvía en el aire. Se levantó con rapidez preparado para recibir el siguiente disparo, giro en busca del inesperado participante y vio como los dos primeros agresores eran transportados fuera de la escena mientras un hombre de uniforme negro que no logró identificar se encontraba de pie junto a los asustados espectadores de la pelea.

 ¿Están todos bien?


Continuara...

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viernes, 13 de julio de 2018

Retorno al Puente - Capítulo 5. Ensueño

A muchos años luz de Mykonos la comandante Michelle Noxos se encontraba parada a horcajadas sobre la sonda autónoma que habían encontrado, por más escaneos que habían realizado no se percibía ninguna señal de energía proveniente del artilugio, T´rel había estado junto a ellos la primera hora pero había decidido dejar la tarea encargada a su primera oficial, los vulcanos carecían de curiosidad de modo que simplemente había pedido que le informaran cuando supieran algo, Noxos había empezado por escanear, luego por revisar visualmente, finalmente por la inspección táctil y al final por darle un buen golpe con una llave expansiva al aparato para ver si al menos era hueco, de todo esto solo había podido concluir que era macizo y que si tenía algo en su interior debía ser muy pequeño. La sonda era cilíndrica de dos metros de largo y un metro de diámetro, presentaba algunas irregularidades pero no parecían tener ninguna finalidad, por lo demás no sabían más que cuando la vieron, la ceguera de los sensores había desaparecido tan pronto habían detectado la sonda sin necesidad de ninguna reparación eso indicaba que la sonda de alguna manera debía desviar los sensores a su alrededor, probablemente era por eso que no podían ver en su interior. Sin embargo, era evidente que la sonda, si es que eso es lo que era, no era una ocurrencia natural, debía haber sido fabricada con algún fin.

A su alrededor varios oficiales revisaban minuciosamente cada centímetro cuadrado de la sonda tratando de hallar un agujero, una ranura o cualquier cosa que les permitiera avanzar en la pesquisa. Michelle estaba raspando con la uña junto a una línea en bajo relieve para ver si así podía sentir algo inusual pero sin mucho éxito.

-   Comandante, creo que el equipo de micrografía ha encontrado algo.

Michelle dio un salto para bajarse del aparato, se alejó preguntándose qué era lo que contenía mientras caminaba rumbo a la consola donde el equipo de micrografía hacia su trabajo. En la pantalla se veían varias imágenes que definitivamente correspondían con el análisis micrográfico de una aleación.

- Es una aleación de viterbina con poliduranium, no es de uso común en la federación, no hay registro del uso de esta aleación en ningún componente espacial, sin embargo si hay registro de varios experimentos sobre este material, ninguno dio como resultado que se extendiera su uso.

- Alguna raza la usa así no sea en aplicaciones espaciales - Pregunto mientras deslizaba su dedo sobre la pantalla


- Hay un registro de uso ceremonial de la viterbina en el sistema Arbazan, en etapas tempranas de su civilización preindustrial, aunque no hay registros de esta aleación con poliduranium que es claramente post industrial.

- Estamos a media federación de Arbazan, no creo que ambos estén relacionados, documente su hallazgo y continuemos con la revisión…- se quedó muda al notar que una línea perfectamente vertical aparecía en la pantalla que mostraba el barrido del micrógrafo que mapeaba la superficie de la sonda - ¿Qué es eso?

El analista se apresuró a enfocar el área en barrido y notó que la línea era un estrecho corte en la superficie de la sonda que se perdía arriba y abajo de la pantalla, ambos supieron al mismo tiempo que debían alejar la imagen. El siguiente cuadro mostraba la misma línea pero con un remate horizontal en la parte superior y lo que parecía ser una línea más en la parte superior.  Un segundo alejamiento mostro una intrincada maraña de caracteres que formaban líneas bien definidas, como caracteres en una intrincada escritura.

- ¿Qué altura tiene cada carácter?

- Unos cuantos micrones comandante.

La imagen completa apareció en la pantalla, nadie comprendía nada de lo que decía, pero al menos habían encontrado algo.


- ¡Buen trabajo!  Sigan buscando, con algo de suerte eso es el manual de esta condenada cosa, quizá nos diga cómo se abre.

Camino decidida hacia la sonda para verificar la zona donde se hallaban las letras, el micrógrafo continuaba con su barrido metódico y sin afanes. La superficie era totalmente lisa a la vista, pero sabía que los caracteres estaban labrados allí mismo, estiro su dedo para ver si se percibía alguna rugosidad y de pronto se encontró sentada en el césped frente a su casa en Islandia, era una de las escasísimas horas en que brillaba el sol en ese día opaco de tres meses que disfrutaban los habitantes en la cercanía del círculo polar ártico. Se incorporó instintivamente, sabía que no tenía que estar allí, no podría haberse transportado, no desde tan lejos, cruzar la federación en un instante era imposible.

Sintió como la puerta de la casa se abría, dio un paso atrás con temor de ser descubierta, no sabía quién o qué iba a salir de allí, atemorizada puso la mano en su cadera en busca de un phaser que no encontró y sintió como su miedo pasaba a ser estupefacción cuando vio a su madre que salía con dificultad cargando un bolso mientras con su mano libre sostenía una voluminosa barriga de embarazo. Su madre se veía muy joven, de unos 30 años probablemente, no pudo evitar notar que también la casa se veía diferente, la pintura que ella recordaba descascarada ahora se encontraba perfecta, como nueva, el jardín también era diferente, no tenía los juegos metálicos donde ella recordaba haber jugado en su infancia, tenía en su lugar una mesa de madera con dos sillas. Su madre había girado para cerrar la puerta tras de sí, parecía costarle trabajo hacer el más mínimo esfuerzo, Michelle se aproximó a ella.

-  ¿Mamá?

Su madre volteó al escuchar la voz y sonrió al verla mientras estiraba su mano para tocar su mejilla.

- Michelle, el momento ha llegado.

Sintió un fuerte empujón al contacto de la mano de su madre y al abrir los ojos se encontró viendo el techo de la bahía de carga como si se hubiera caído, vio una mancha rojiza moviéndose rápidamente rumbo a la puerta de la bahía de carga.

-  ¿Qué pasó? - pregunto Noxos incorporándose.

-  No sabemos comandante, estaba usted a punto de tocar la sonda cuando salió despedida hacia atrás y esa mancha que acaba de desaparecer salió de la sonda.

Con furia Michelle corrió hacia la consola más cercana y trato de recuperar las lecturas de sensores, una vez más estaban en blanco, como si tuvieran un punto ciego justo donde se encontraba la mancha de energía que ya no se veía por ninguna parte. Trató de enfocar los sensores de la nave pero fue inútil, la mancha había desaparecido sin dejar rastro. 


Continuara...


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miércoles, 11 de julio de 2018

Naves de la Federación con casco esférico

Los diseños de las naves de la Federación, están divididas claramente en tres componentes, el casco principal (disco), el casco secundario (ingeniería) y las góndolas warp. Pueden variar en forma o tamaño, pero siempre tendrán esos mismos componentes.
Pero, hablando del casco principal,  que es la parte más reconocible de los diseños de la Federación en toda la galaxia, vemos formas discos totalmente circulares, alargados, ovalados o hasta en forma de cuña. Pero hay otra forma más muy poco conocida, el casco en forma de esfera.

Cuando una nave viaja forma una Burbuja Warp la cual deforma el espacio alrededor de la nave expandiendo y contrayendo espacio respectivamente y así es como avanza más rápido que la luz. La forma general de una nave estelar, afecta profundamente la burbuja y por lo tanto el rendimiento de los campos de distorsión. Investigadores de la Federación teorizaron que una nave cuanto más grande fuera el casco primario, más grande era el campo de deformación hacia adelante que se formaba dando así una mayor velocidad y un mayor rendimiento.

Son pocas las naves en la Federación con estas características, es más, se pueden reducir solo a cuatro diseños.

Clase Daedalus: La clase Daedalus era una de las primeras clases de la nave estelar de la Flota Estelar, sirviendo desde el año 2140 y se dio de baja en 2196. Esta clase se encargó poco después de la formación de la Federación. Sin embargo, algunos naves estan en servicio aun en la decada de 2230. Sisko tiene una replica es esta nave en su oficina en DS9, Una de las naves más reconocida fue la USS Horizon NCC-176.

Clase Wasp: Las Wasp eran crucero ligeros que entraron en servicio en 2174 con la Flota Estelar. Fueron desarrolladas respuesta a ciertos problemas con los nucleos Warp de las Daedalus. Las especificaciones incluían separación del casco en caso de emergencia. La primera nave de esta clase fue la USS Wasp NCC-232 con una tripulación de 150 oficiales. Al finalizar su producción solo se construyeron un total de 15 Naves ya que se estaba comenzado a pensar en el proyecto Constitution.

Clase Medusean: Era una nave de la Federación, para transporte diplomático en servicio a mediados del siglo 23. Se construyó como un transporte específicamente adaptado para el uso de los medusanos que son unos alienigenas no corpóreos. El casco primario esférico contenía controles y alojamientos para los miembros humanoides de la tripulación, mientras el casco secundario estaba habitado por los medusanos. Esta nave apareció brevemente en el capitulo remasterizado de ST: TOS "Is There in Truth No Beauty"

Clase Olympic: Esta clase sirvió a la Federación desde la década de 2370 en labores principalmente relacionadas con emergencias médicas. Con de más de 300 metros de largo era comparable a las viejas naves clase Constitution. 
Para situaciones defensivas y tácticas, esta clase de naves estaban equipadas con escudos deflectores, trincheras phaser y un lanzador de torpedos de fotón. El USS Pasteur NCC-58925 de clase Olympic apareció en la primera parte del final de serie de ST:TNG  "All Good Things..." comandada por la capitán Beverly Picard (si, Picard se divorciaron pero ella mantuvo el apellido de casada)

Viendo que hay diferentes modelos de naves con casco esférico, es de pensar entonces que este diseño hubiera sido una excelente solución, entonces ¿Porque hay tan pocas naves de esas características?  Existen muchas respuestas posibles a esa pregunta, por ejemplo:

1. La respuesta más sencilla y la primera que viene a la cabeza es que era necesario minimizar el perfil de la nave cuando se ve desde el frente, resultando así un blanco más elusivo ante una posible confrontación. Sobre todo cuando se encuentra en espacio desconocido como lo hacen las grandes naves de investigación en espacio profundo.

2. Para una nave hospital (como la USS Pasteur), no se espera que realmente este en primera línea combate, mas bien su posición es atrás del conflicto sirviendo de apoyo, siendo su casco una forma sencilla de diferenciarlas de otro tipo de naves cuando se esté en batalla y así en lo posible viajar sin ser atacada (eso si  los enemigos de turno no quisieran atacar a una nave hospital con oficiales heridos).

3. Otra más puede ser que en caso esférico dispone de mas ventanas, y de esa manera es más agradable para un paciente aliviarse por ejemplo de una gripe Tarkeleana viendo las estrellas pasar que ver solo una aburrida pared.

Ya "aterrizando" en la vida real, dentro de los diseños de producción de ST:TOS por allá en los lejanos años 60 del siglo pasado, los primeros bocetos hechos por Matt Jefferies para la USS Enterprise existen variantes donde el casco principal es esférico, aunque se descartaron posteriormente a favor de la sección principal en forma de disco. Este diseño se Recicló muchos años después como inspiración de la USS Pasteur, al igual que los diseños de naves con anillos se tomo para los diseños vulcanos del siglo XXII

Que otro tipo de razones y/o excusas crees que pueden existir para que no hayan mas naves de este estilo? Déjennos saber sus teorias en los comentarios.

Larga Vida y Prosperidad. 

viernes, 6 de julio de 2018

Retorno al Puente - Capítulo 4. Descanso

Un rayo de sol danzó por la habitación aproximándose inexorablemente a la cama donde dormía John Harriman, pareció disfrutar la vista del último instante de sueño del capitán antes de posarse con decisión sobre su cara. El cambio de iluminación lo despertó, se sentía totalmente relajado y extrañamente feliz. El bar de la estación Marte se le antojaba muy lejos y la noche anterior se le hacía remota y borrosa. Después de que Marla le hubiera explicado que ella y Oroth eran hermanos, que el pequeño andoriano había quedado huérfano a muy temprana edad y que sus padres se habían hecho cargo de él criándolos juntos, habían empezado a hablar de sus historias familiares, de cómo habían crecido y como habían decidido ser científicos ambos, de cómo Oroth no quería ingresar a la Federación y se había decidido por la academia de ciencias de La Tierra, finalmente había sido asignado como científico civil a la Hood pero su destino permanente era una estación de análisis espectrográfico del sector Calondris. Él les contó de su hermana Lynn, de sus años de cadete, de su vida antes del Enterprise pero se guardó sus fantasías políticas. Cuatro cervezas más tarde pasaron al synthehol, dos botellas de synthehol después pidieron whisky y su conversación se hizo aún más amena, los rangos habían quedado atrás hace un par de vasos de alcohol y ahora eran solo tres personas disfrutando de la compañía en medio de un barullo general de felicidad que parecía inundar la galaxia de extremo a extremo. Fue entonces cuando la mano de Marla rozó la suya y le pregunto qué iba a hacer con su tiempo libre, el balbució como un niño pequeño algo de ir a visitar a su familia y ella ofreció mostrarle Grecia en todo su esplendor, le habló de Delos, de su infancia en Mykonos, del taller de cerámica de su padre, de su madre y su virtuosismo musical y a él le pareció que probablemente Mykonos era el mejor lugar del mundo para pasar sus primeras vacaciones en mucho tiempo, probablemente había sido el whisky hablando a través de sus bocas pero media hora después iban los tres en un transporte rumbo a La Tierra.

La isla se encontraba totalmente dormida a su llegada, por lo que Marla ofreció la habitación de huéspedes al capitán antes de irse a la suya, el recuerdo de la figura de Marla saliendo de la habitación mientras contoneaba sus caderas se había quedado fijo en la retina de Harriman, no recordaba nada después de eso hasta este instante en que se desperezaba en una inmaculada cama blanca. De fondo escuchaba las gaviotas y el suave sonido repetitivo del mar egeo, Marla lo había corregido dulcemente la noche anterior cuando él había hablado del mediterráneo. Se puso de pie y se aproximó a la ventana para curiosear. Estaba en un segundo piso, desde su ventana podía verse una parte del pueblo, las calles estaban atestadas de gente que se movía rápidamente de un lado a otro y que hablaban en una jeringonza que no comprendía, seguramente por la distancia, al final de la calle se veía una pequeña plaza y más allá se veía el mar. El ambiente era festivo, parecía que habían llegado en un buen momento.

Un súbito interrogante surgió en su mente, ¿Como salir de la habitación y presentarse? No podía decir simplemente “John Harriman, Registro de la Flota Estelar 279341 al mando de la USS Enterprise”, además ¿cómo iban a reaccionar los Miranda cuando vieran un desconocido en uniforme de la flota entrar a su sala?, ahora que lo pensaba no había traído más ropa que ese uniforme. Le divirtió pensar que se estaba comportando como un adolescente y dejo que esa emoción llenara su pecho, pero chocó con algo en su estómago, tenía hambre, se preguntó cuánto podría durar en esa habitación sin comer antes de ser descubierto, sabía que de hambre no moriría, pero tarde o temprano tendría que buscar un baño. Con suavidad se acercó a la puerta y puso su oreja contra ella tratando de percibir el sonido de la casa pero el barullo de afuera le hacía difícil filtrar los sonidos. Pensó que si él no podía oír con claridad a lo mejor los habitantes no escucharían el ruido de la puerta, tímidamente tomo la manija y la giró, la puerta no emitió ningún ruido, papá Miranda debía aceitar las puertas con regularidad, la puerta giró sobre sus goznes sin que apareciera el chirrido que Harriman había temido en un principio y se encontró de frente con un pasillo soleado que daba a un balcón interior, bajo el balcón, en el primer piso, una espesa vorágine de helechos decoraban una cómoda salita de café donde se veía una mesita con sus sillas, más allá, por un pasillo interior se adivinaba una cocina donde parecían haberse reunido los miembros de la familia. Buscó el sol para tratar de adivinar la hora del día y comprobó con plena convicción que sus instintos de explorador medieval dejaban mucho que desear, lo único que podría afirmar es que era de día, no sabía si mañana o tarde, pero pensaba que aún no había llegado el medio día.

-          -Decisiones - Susurró Harriman mientras miraba a derecha e izquierda buscando la escalera - Vamos por la derecha.

Empezó su aventura recorriendo el pasillo para llegar a una amplia biblioteca con dos sillas de lectura, entre las sillas se veía una mesa de madera con dos copas a medio beber, los estantes de pared a pared y de piso a techo estaban llenos de libros perfectamente apilados, se acercó para leer los títulos cuando reparó en un libro abierto apoyado sobre el asiento de una de las sillas, curioso se acomodó para ver de que trataba.

-          -Religiones y Civilizaciones - Dijo pensativo.

Al parecer los Miranda eran unos estudiosos en toda regla. Paso su mano por los lomos de los libros del primer estante y vino a su mente su primer libro, como si el tacto hubiera despertado sus memorias más recónditas, El principito, recordó que hablaba de un zorro y de un rey, pero lo que lo sorprendió fue reconocer la textura de su lomo por el que había pasado su pequeño dedo índice a la tierna edad de seis años.

La biblioteca parecía solo tener una puerta, la misma por la que había entrado, así que decidió desandar sus pasos e intentar por la izquierda, giro para salir y casi pierde el equilibrio al encontrar en la puerta de la biblioteca una sonriente mujer de piel canela de unos 50 años bien llevados que le sonreía, no sabía cuánto llevaba allí la mujer pero se sintió incomodo por haber invadido ese espacio.

-          - Disculpe, no conozco la casa y solo buscaba… es decir soy John Harriman… siento esta intromisión…

Su voz se entrecortaba y toda la diplomacia que usaba para hablar con especies hostiles no parecía bastar para enfrentarse a la sonriente mujer de la puerta que lo miraba entre divertida y curiosa.

-          - Se quien es usted capitán.

-          - Por Favor dígame John, fuera de mi nave solo soy un civil más.

La mujer sonrió más ampliamente casi a punto de echarse a reír.

-          - Muy bien John, imagino que querrá darse una ducha y comer algo - Harriman asintió tímidamente - Y a lo mejor querría ponerse algo menos vistoso - dijo mientras se acercaba y lo tomaba del brazo - Encantada, soy Rene Miranda, la madre de Marla.

Guio a Harriman por el pasillo, y le indico una puerta que daba a una ducha.

-         -  Creo que encontrará muy estimulante la experiencia de ducharse en Mykonos, somos uno de los pocos pueblos que aun usan agua para el aseo personal, a los turistas les encanta - Dijo con infantil diversión - Cuando termine puede bajar por aquella escalera, nos veremos bajo los helechos que vio bajo el balcón.

Así que había estado observándolo desde antes que entrara a la biblioteca, se sintió avergonzado a pensar en lo ridículo que se vería en uniforme escabulléndose fuera de una habitación como un crío, trato de recomponerse y agradeció a la señora Miranda mientras cerraba la puerta del baño.